sábado, 20 de abril de 2013

CUENTO, REALISMO MÁGICO: La Mariposa y las piedras púrpuras


La Mariposa y las piedras púrpuras 

Sigo las direcciones y las calles, las grietas en las baldosas rotas, las Inmensas columnas de los palacios y los altos edificios. Busco en los salones, los teatros, las librerías, los cafés. Libro tras libro, hoja tras hoja, verso tras verso, letra tras letra, café tras café, copa tras copa... no encuentro, nunca encuentro. 

Se bien lo que busco y se bien que no lo encontrare, se bien que ya lo en encontrado pero lo he dejado atrás como tantas otras cosas, con tan solo la convicción de tal vez nunca volver. Caminando me detengo y veo una mariposa en el suelo, una mariposa negra con puntos púrpuras en las puntas de sus alas. Ella una ves más se va.Creo que la he encontrado.

Continuo y unas calles mas adelante me paro de nuevo, un momento. Meto la mano en el bolsillo y apenas tengo unos cuantos pesos. Suficiente para un café, tan sólo uno mas supongo. Entro a otra librería y agarro un libro, sin que me vean lo escondo en mi maleta. Sin qué sospechen salgo y camino, una, dos, tres, no se cuántas cuadras. Sigo mi camino.

Atardece en Buenos Aires, ya no queda más por caminar. Me siento en una de las terrazas de uno de los cafés, no importa cual no importa donde. Allí me espera. Me siento, abro mi libro y  empiezo a Leer uno tras otro los cuentos, historias de sueños y fantasías,  trucos de la mente. Se acerca el mesero y le pido un café y una copa.

-Dónde estabas? Te estuve esperando.- me dice ella con su vos pausada y tranquila aún después de la espera. 

-Te fuiste, sin avisar, no dijiste a donde ibas.Te busque, nunca supe donde te escondiste.-
 Respondo. Sin afanes, he esperado bastante puedo esperar un poco más.

-Te deje una nota- concluye y sonríe. 

-Así que te fuiste a bailar?- la cuestiono sin esperar una respuesta.

-Si, así es- responde sin preocuparse, sin darle importancia - Vamos ya es tarde y ya es la hora.- retoma ella. 

Cierro mi libro y lo dejo sobre la mesa. Cálculo lo del café y arrojo unas monedas sobre la mesa. 

-Me gusta tu vestido, es nuevo?- pregunto mientras la tomo de la mano y me levanto con esfuerzo. Me sonríe de nuevo mas no me responde. Empezamos a camina mientras nos Inmiscuidos en la noche, nos alejamos y ya no nos vemos.

Al hombre lo vieron. Lo vieron caminar robar un libro y caminar. Sentarse sólo y pedir una copa y un café. Olvidar el libro e irse sin pagar la copa y dejar apenas lo del café. Andar solo y caminar. Al hombre lo encontraron unas calles más arriba y apenas con un par de monedas en su bolsillo. Nada más, sino unos pesos y una foto. Una foto de una joven con un vestido negro, zapatos de tango y un collar de piedras. Piedras púrpuras. 

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